Rabia, ira, cólera, enfado… Todos, en algún momento de nuestra vida hemos sentido y vivido esta emoción, ella, forma parte de nuestro adn genético. En contra de todo lo que comúnmente se dice, la emoción como tal, no es ni buena, ni mala; en cambio, cómo la gestionamos sí determina las consecuencias.
La rabia, en esencia, es una reacción ante una agresión. Cuando nos sentimos agredidos física o psicológicamente, la rabia nace ante el elemento agresor. A veces, tenemos tendencia a explotar contra la persona que tenemos delante porque tenemos la creencia de que “nos han provocado” y lo identificamos. Sin embargo, lo que desata esa emoción, no es tanto la persona sino la incapacidad para dar una respuesta medida y eficaz. Otras veces, simplemente la reprimimos o la acumulamos, creando una carga enorme hacia nosotr@s mism@s y hacia nuestro templo, el cuerpo. Y señor@s, tenemos que aprender a canalizar y a autoregularnos, porque el inconsciente es sabio y hace que se manifieste en el cuerpo todo el malestar que estamos viviendo. En muchas ocasiones, las psicosomatizaciones se manifiestan en nosotros a través de dolores ideopáticos (de origen desconocido y muchas veces migratorios) o cuadros ansiosos.La hipnósis clínica como terapia integradora, os ayuda a reconocer esa emoción de rabia, a transmutarla en una emoción neutra si ésta se formó por consecuencia de un impacto emocional negativo que continúa sin resolver y sigue haciendo daño. Y como no, a tener herramientas para saber que nos dice de nosotros mismos y de la situación que estamos viviendo.